jueves, 13 de junio de 2013

Crítica

¿Será que acaso todos tenemos algo de Diego Díaz? ¿Qué hiciste DIEGO DÍAZ?

Dramaturgia y dirección: Cristian Lévano
Diego Díaz es un tipo normal, común y corriente, nada fuera de lo extraordinario. Y es quizá por eso que uno empatiza casi inmediatamente con él. Interesado desde niño en el teatro, hará lo que sea por hacer realidad su más grande anhelo: ser un hombre teatro importante y reconocido. Así que para ello decide escribir y poner en escena su propia obra, que tratará de su vida y de sus infortunios -la ilusión de ser actor, contrastada con la falta de talento; el desprecio de su familia hacia la carrera que quería seguir; su intento por entrar “por primera vez” a ver una obra de teatro, etc.-. Ayudado en escena por sus personajes “Alguien” y “Otro”, Diego nos cuenta sus breves tragedias personales y qué ha hecho para hacerles frente. En adición, la obra -que juega un tanto con los tiempos, llevándonos a la niñez del buen Diego, o a su adolescencia- está matizada por el humor: no solo por la risa que causan algunas situaciones de la vida del personaje, o por las ágiles interacciones entre “Alguien” y “Otro” entre ellos y también con el espectador; sino por un humor crítico con el mundo del teatro en particular, un humor negro bien logrado en base a la ironía.

El rol principal recae en Sergio Velarde, encargado de dar vida al pobre y simple Diego; a nuestro parecer, con la naturalidad pertinente para caracterizar a un tipo común, con muchos anhelos pero con poco talento. Eso sí, algunas escenas -sobre todo en las que interactúa con el público- podrían ser menos forzadas, pues es ahí precisamente donde deja de apreciarse la naturalidad del personaje. Son sus acompañantes los que están concebidos para destacar, no solo por la estrafalaria vestimenta que llevan, sino por su despliegue de energía que no decae a lo largo del montaje; María Fernanda Valera y Rod Díaz Sánchez ejecutan coreografías con precisión y solvencia. Si bien son “Alguien” y “Otro”, van desarrollando también roles diversos, para retratar pasajes de la vida de Diego; así, los vemos ser conductores de televisión, familiares de Diego, personal de seguridad, etc., y todos estos cambios de perfil se dan con una notable fluidez. Empero, debemos mencionar algunos errores de dicción de Rod Díaz, que de seguro serán corregidos en las siguientes funciones; y lo que a nuestro parecer fue un preámbulo innecesariamente extenso en la “búsqueda del inicio”.
Con los objetos precisos para el desarrollo de la obra y una iluminación precisa; además de la acertada coordinación del sonido con las acciones -que hace aún más ágil la puesta-, “¿Qué hiciste Diego Díaz?” se emerge como una propuesta divertida y cuestionadora en su risa, que revela el trabajo detrás de este producto final. Tan divertida que el tiempo se pasa sin darnos cuenta, pero con algo de tristeza por la mala suerte de Diego Díaz, un anónimo de quien quizá todos tengamos algo.
Gabriela Javier Caballero

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